El contraste de su cocina artesanal y el dinamismo de su ambiente crea una atmósfera única donde uno siempre quiere volver.
Tanto su terraza, con vistas al parque del Retiro, como el diseño de su interior, hacen posible disfrutar de Arzábal a cualquier hora del día, ya sea con una copa de champán y maridaje de aperitivo, como de una cena que se alarga hasta la madrugada.